NUEVOS DATOS Y
NUEVAS DUDAS…
Clasificando esos
documentos y papeles sueltos que mencioné me llevé una
de esas sorpresas casuales que a veces vivimos los
investigadores: encontré un papel tamaño folio, doblado
a la mitad, escrito solo en la primera plana a tamaño
cuartilla de las cuatro posibles, cuyo tono amarillento
y su grafía denotaban su antigüedad. Con ansiosa
curiosidad procedí a su lectura. Dice así:
“Sábado
ocho días del mes de junio de mil quinientos cuarenta y
nueve años vinieron al Contraste de Segovia, Melchor del
Valle, cura de Hontoria; Antonio de Villalpando,
beneficiado; Juan de Luis, sacristán; Miguel Ventosa,
alcalde; Alonso de Juan Sanz, regidor; Fernando Delgado,
receptor de la iglesia de Hontoria, todos vecinos del
dicho lugar, a pesar la cruz que hizo Diego Muñoz,
platero, para la dicha iglesia, pesó lo siguiente:
-
Pesó
el pie con el crucifijo y con la imagen de Nuestra
Señora y con todos los apóstoles y clavazón, trece
marcos y medio y seis reales.
-
Pesó
el árbol, once marcos y seis onzas y seis reales.
Porque es verdad,
lo firmé de mi nombre yo, Luis del Espinar, Contraste
que soy de la dicha ciudad.
Luis del Espinar,
rubricado.”
Puedo asegurar que
esta es la única mención que existe en el Archivo
Parroquial del, hasta ahora, desconocido autor de la
Cruz Procesional de Hontoria: Diego Muñoz.
A este platero le
conocemos como Diego Muñoz II, no pudiendo ser su padre,
con el mismo nombre, identificado como Diego Muñoz I,
pues había muerto en 1546, tres años antes de la fecha
del documento.
La biografía y
trayectoria profesional de Diego Muñoz II están
ampliamente recogidas en la obra de la Señora Arnáez, a
la que remito para una consulta detallada. Solo
mencionaré que Diego Muñoz II hizo la Cruz Parroquial de
Hontoria dos años después de comenzar su trabajo como
platero oficial del Cabildo Catedral de Segovia, cargo
en el que sucedió a su padre que lo fuera hasta su
muerte.
La certeza sobre su
autor era dato muy importante, pero la lectura del papel
despertó otras dudas: mencionaba un pie que no se
correspondía con el que muestra la pieza, donde parece
se ubicaban el crucifijo, la imagen de Nuestra Señora
y todos los apóstoles, cuando el crucifijo
y la imagen de Nuestra Señora que hoy vemos se
sitúan en el árbol y, en la estructura actual, ni
hay apóstoles ni lugar donde hubiera podido
haberles.
Algo después, en el
“Libro de inventario del tesoro y joyas de la iglesia
del Sr. San Vicente de este lugar de Hontoria y
Juarrillos, su anejo…” que se inició en 1726,
encontré que en el inventario de 1726, la anotación
sobre la cruz seguía mencionando todas esas imágenes, y
añadía, además, que estaban sobredoradas.
…QUE SE VAN DESPEJANDO
Lo que comenzó a
arrojar luz sobre el enigma y me puso sobre la pista
para desvelarle, fue la lectura del inventario concluido
el 4 de mayo de 1835, siendo cura, Juan de Felipe;
sacristán, Manuel Hernández Alegría; diputados,
Francisco Sanz y Manuel López y mayordomo, Félix Mayo.
En el folio 65 pude leer:
“Una
cruz grande de plata afiligranada que se intitula la
rica y sirve para la manga y procesiones.
Ahora ya no existe
así porque habiendo sido robada el día 7 de diciembre de
1834, por mano de Andrés Alonso, natural de este pueblo,
fue cogido yendo a vender cinco libras y media de la
peana de la cruz, toda machacada y hecha en 60 pedazos
grandes y pequeños, lo que así permanece con esa falta
tan grande; lo demás que es el árbol y los brazos están
completos, no sabemos si alguna pieza se perdió cuando
la robaron y se nos entregó para vía de justicia a el
Sr. Cura, Sacristán y Diputados el día 12 de enero de
1835 de mano de D. Eusebio Cuesta, Secretario Real y del
número de la ciudad de Segovia.”
Retrocedí entonces al
inventario de 1726, pues esa es la descripción
más antigua que se conserva de la Cruz en el Archivo
Parroquial, antes de sufrir los daños por el robo. Dice
así:
“Una cruz
grande de plata, afiligranada, con sus apóstoles
sobredorados, y tiene un crucifijo de una parte,
sobredorado, y de la otra parte y por la parte de atrás,
Nuestra Señora sobredorada, y en los brazos de la cruz
tiene en todos cuatro extremos un querubín y toda ella
está dibujada con las insignias de la pasión y se
advierte que esta cruz es de encage
(sic) y lo de
abajo encastillado.”
El inventario de 1735
ofrece algún dato más:
“La cruz de la
manga de plata, afiligranada, con seis apóstoles dorados
y tiene un crucifijo de un lado sobredorado y por la
parte de atrás Nuestra Señora sobredorada y en los
brazos de la cruz tiene en todos cuatro extremos un
querubín y toda ella está dibujada con las insignias de
la Pasión, con sus almenas y su coronación y que son
seis.”
Estos datos, aunque
escasos, permiten hacernos una idea del aspecto de la
desaparecida manzana: en una estructura de “castillo”,
de tradición gótica, con seis capillitas rodeándola,
para seis figuras sobredoradas de apóstoles, presentando
todo el conjunto un aspecto que nos puede recordar el de
la Cruz Parroquial de San Pedro de Gaíllos, obra del
mismo autor.
La
referencia a las imágenes del crucifijo y
Nuestra Señora solo pueden corresponder a las que
aparecen en anverso y reverso del árbol, aunque debo
señalar que ambas imágenes se colocaron en 2010: la del
Crucificado sustituyó a la que existía en el momento de
la publicación de la obra de Esmeralda Arnáez, de tamaño
desproporcionado con respecto a la original, y la imagen
sedente de la Virgen que llenó el lugar de la original
desaparecida. Una reciente y notable labor de limpieza y
ajuste nos permite apreciar la Cruz en toda su belleza.
La de Hontoria
corresponde, pues, al primer grupo de cruces
procesionales del platero, según Esmeralda Arnáez,
“formado por tres cruces de hechura gótica, de brazos
trebolados, con paneles y ensanchamientos bilobulados en
sus partes medias y manzanas con capillas y
sobrecapillas; uno de los modelos más comunes dentro de
la orfebrería segoviana del siglo XV y XVI”. A ese
grupo de tres -Santo Tomás, de Segovia; San Pedro de
Gaíllos y Prádena- hay que añadir la de Hontoria, que
también aporta una fecha -1549- importante para la
datación de las otras en torno a ese año. De las catorce
cruces parroquiales que, hasta ahora, se le atribuían en
la provincia, solo la de Cantimpalos está fechada: 1550,
la de Hontoria, pues, es la segunda que muestra la fecha
y, además, es la más antigua.
ORIGEN DEL ASPECTO
ACTUAL
El origen de la
actual estructura, “formada por largo tubo de
enmangar acanalado y manzana semioval”, sobre la que
se asienta el árbol, nos le aclara el Inventario
hecho a 10 de septiembre de 1877 por el párroco don
Anastasio Pascual Muñoz, donde leemos:
“Una cruz de
plata, afiligranada, para la manga.
Fue robada en el
año 1834 y recobrada, por haber sido descubierto el
ladrón en enero del 35, pero destrozada la parte
inferior de ella (ver la nota puesta en este libro al
folio 65) y para utilizarla se han puesto en la parte
destrozada dos candeleros de plata que había en esta
iglesia y los pedazos sueltos que también se recobraron,
parte de ellos aun existen y se pondrá después su peso y
parte se han invertido por mi antecesor en arreglar
otras alhajas. Su peso como hoy existe es de once libras
y dos onzas.”
Podemos
suponer, pues, que la manzana semioval es el
resultado de la unión de las bases enfrentadas de ambos
candeleros. El que se colocó invertido conservó
su estructura superior, hoy boca abajo, unida al tubo
más largo del otro, mientras que la parte más cercana a
su base desaparecería.
Sobre los mencionados
candeleros, incluyo los datos recogidos en los sucesivos
inventarios, sin duda correspondientes a ellos. A saber:
1726.- “Dos
candeleros de plata medianos que son de encaje, con sus
tornillos.”
1735.- “Un par de
candeleros de plata grandes que sirven para ciriales.”
1835.- “Dos
candeleros grandes de plata abizcochados.”
1836.- “Dos
candeleros grandes de plata con figura abizcochada.”
1846.- “Dos
candeleros de plata abizcochados que sirven para
ciriales y parte para la cruz de la manga.”
La primera cita que
relaciona los candeleros con la cruz corresponde, pues,
a 1846, cuando, probablemente, se usase uno de ellos
como soporte provisional del árbol.
De 1857 es la única
referencia a reparaciones en la cruz entre 1835, año del
robo, y 1877, año en que se recoge el uso de los
candeleros como soporte para la cruz. En las cuentas de
ese año se mencionan 20 reales pagados por “componer
la cruz parroquial”, que posiblemente correspondan
al pago de este arreglo con los ciriales, desde entonces
de carácter definitivo. No se menciona al platero que lo
realizó.
Si conocemos, en
cambio, el nombre del platero al que se le vendió el
resto de la plata:
“En el día
13 de marzo de este mismo año
(1879) se vendieron en Segovia al platero Don José
Sanabria los dos candeleros viejos y pedazos de la cruz
que estaban puestos en este último inventario al folio
80 (allí se dice que pesaba todo dos libras incluida
una cruz de plata del copón),
con licencia por escrito del Señor Obispo, que todo pesó
setenta y siete onzas al precio de diez y siete reales
onza, que importó 1309 reales, como consta de la nota
que me entregó dicho platero, a excepción de la cruz del
copón, otro pedacito de la cruz.”
En las cuentas de
1879 también se menciona la venta de “la plata vieja
de la cruz y dos candeleros inservibles”, con
idénticos datos: 77 onzas de plata vendida a 17 reales
la onza, que supusieron 1.309 reales.
UNA SUGERENTE
HIPÓTESIS
Por último debo
indicar que en el Archivo Parroquial se guarda el libro
titulado “Becerro de Ontoria (sic) y
Juarrillos”, que contiene datos entre los años 1624
y 1762. En él está el “Inventario de papeles e
instrumentos que hay en el archivo de la iglesia
parroquial del Señor San Vicente, mártir, de este lugar
de Ontoria (sic) y Juarrillos, su anejo”,
elaborado en 1757 por el entonces cura párroco, don
Fausto Egido de Frías, que recoge documentos diferentes
a los libros parroquiales pero de importancia para la
parroquia que merecía su inclusión. Uno de ellos es el
“Coste que tuvo la cruz de plata en 28 de mayo de
1540. Se hizo sin presencia de escribano ni notario”,
documento hoy desaparecido que no podemos confundir con
el que recoge el peso de la cruz actual, de fecha
diferente, tanto en día, como en mes y año, aunque
coincida con éste en la circunstancia de haberse hecho
asimismo sin presencia de escribano ni notario,
ya que el de 1549 solo le firmó Luis del Espinar, como
Contraste oficial de Segovia.