Un poco de historia

 

 

 

 

 

Se ha llamado así desde que tenemos historia de este pueblo, ya en 1247 se llamaba Fontoria. Deriva de fonte aurea (fuente dorada) por que el manantial estaba situado en un terreno rico en arcilla. Aunque tampoco se descarta "Fuente de Oria" que era nombre de persona.

Barrio incorporado a Segovia capital en 1971, Hontoria mantiene la estructura de un pueblo independiente en el que el principal vínculo territorial con la ciudad lo forma el cercano polígono industrial que lleva el mismo nombre, al que se accede desde el pueblo, pero principalmente desde la carretera N-603, que comenzó a cobrar importancia y modernizarse a mediados del siglo XIX.

 

Este pueblo, que también le cruza otra carretera conocida como vieja de Villacastín o del Palacio de Riofrío, mantiene la vinculación de pueblo rural, con la de barrio residencial de Segovia. Y del mismo modo, conviven en las inmediaciones zonas medioambientalmente muy valiosas como el paraje de El Peralero, con nuevas infraestructuras como la autopista de San Rafael o el corredor ferroviario de alta velocidad. Precisamente en lo fue el despoblado de Juarrillos, del que sólo queda la ermita, se encuentra la estación.

Dentro del pueblo el edificio histórico más emblemático es la iglesia de San Vicente Mártir. Además a las afueras se encuentran las ermitas de San Antonio el Grande y la de San Juan Bautista en Juarrilos, donde se celebra cada 24 de junio la romería a San Antonio de Padua.

Las fiestas principales, además de S. Antonio y S. JUan Bautista, son la Virgen de las Candelas a principios de febrero y San Vicente Mártir, el sábado cercano al 22 de enero.

(Fuente: www.segoviayprovincia.com)

 

 

 

 

 

 

LA CRUZ PARROQUIAL DE HONTORIA

Desde que Esmeralda Arnáez publicase en 1983 su monumental obra “Orfebrería religiosa en la provincia de Segovia hasta 1700” han transcurrido más de tres décadas sin registrar ninguna aportación nueva sobre la Cruz Parroquial de Hontoria, a pesar de que la autora ya dejó claro en aquel estudio la singularidad que apreció en la pieza. Quizá el hecho de que aquel estudio global y definitivo se considere por muchos insuperable, haya desanimado en la búsqueda de nuevos datos.

La autora incluye en un grupo que denomina “Cruces renacentistas de diversas estructuras” la Cruz Procesional de la iglesia parroquial de Hontoria, lo cual viene motivado por la siguiente apreciación:

“Ejemplar de hechura y decoración muy original; disposición de nudo y ornamentación sumamente curiosa, única en toda la provincia, que recuerdan vagamente un cáliz de la Catedral y otro del Seminario;…”

Acertadamente considera a la obra de taller segoviano y correspondiente al segundo tercio del siglo XVI, puesto que la fecha que aparece en ella, 1549, será “el año de realización de la pieza”, pero duda de su atribución cuando escribe “¿Francisco Ruiz?...” y añade “sin embargo, la omisión del punzón determina clasificarla como anónima”. También afirma que “el archivo parroquial no cuenta en la actualidad con libros de Fábrica.”

No obstante, mis investigaciones en el archivo parroquial de Hontoria me han permitido clasificar numerosos documentos y papeles sueltos, además de verificar la existencia de bastantes libros y registros parroquiales, por lo que puedo afirmar que la aseveración de la autora de que en el archivo parroquial de Hontoria no existen libros de fábrica no es del todo cierta. Se conservan cinco Libros de Fábrica que recogen, de manera sistemática, las cuentas de los años 1606 a 1897, con solo una pequeña laguna correspondiente a los años 1724 y 1725, y en el libro denominado de “Autos de visitas”, junto a informaciones diversas de 1509 a 1595, se incluyen algunas anotaciones contables correspondientes al periodo entre 1509 y 1530, aunque la carencia total de cuentas entre 1530 y 1606, donde queda incluido el año marcado en la Cruz, impide localizar datos acerca de la hechura de la misma.

NUEVOS DATOS Y NUEVAS DUDAS…

Clasificando esos documentos y papeles sueltos que mencioné me llevé una de esas sorpresas casuales que a veces vivimos los investigadores: encontré un papel tamaño folio, doblado a la mitad, escrito solo en la primera plana a tamaño cuartilla de las cuatro posibles, cuyo tono amarillento y su grafía denotaban su antigüedad. Con ansiosa curiosidad procedí a su lectura. Dice así:

“Sábado ocho días del mes de junio de mil quinientos cuarenta y nueve años vinieron al Contraste de Segovia, Melchor del Valle, cura de Hontoria; Antonio de Villalpando, beneficiado; Juan de Luis, sacristán; Miguel Ventosa, alcalde; Alonso de Juan Sanz, regidor; Fernando Delgado, receptor de la iglesia de Hontoria, todos vecinos del dicho lugar, a pesar la cruz que hizo Diego Muñoz, platero, para la dicha iglesia, pesó lo siguiente:

-          Pesó el pie con el crucifijo y con la imagen de Nuestra Señora y con todos los apóstoles y clavazón, trece marcos y medio y seis reales.

-          Pesó el árbol, once marcos y seis onzas y seis reales.

Porque es verdad, lo firmé de mi nombre yo, Luis del Espinar, Contraste que soy de la dicha ciudad.

Luis del Espinar, rubricado.”

Puedo asegurar que esta es la única mención que existe en el Archivo Parroquial del, hasta ahora, desconocido autor de la Cruz Procesional de Hontoria: Diego Muñoz.

A este platero le conocemos como Diego Muñoz II, no pudiendo ser su padre, con el mismo nombre, identificado como Diego Muñoz I, pues había muerto en 1546, tres años antes de la fecha del documento.

La biografía y trayectoria profesional de Diego Muñoz II están ampliamente recogidas en la obra de la Señora Arnáez, a la que remito para una consulta detallada. Solo mencionaré que Diego Muñoz II hizo la Cruz Parroquial de Hontoria dos años después de comenzar su trabajo como platero oficial del Cabildo Catedral de Segovia, cargo en el que sucedió a su padre que lo fuera hasta su muerte.

La certeza sobre su autor era dato muy importante, pero la lectura del papel despertó otras dudas: mencionaba un pie que no se correspondía con el que muestra la pieza, donde parece se ubicaban el crucifijo, la imagen de Nuestra Señora y todos los apóstoles, cuando el crucifijo y la imagen de Nuestra Señora que hoy vemos se sitúan en el árbol y, en la estructura actual, ni hay apóstoles ni lugar donde hubiera podido haberles.

Algo después, en el “Libro de inventario del tesoro y joyas de la iglesia del Sr. San Vicente de este lugar de Hontoria y Juarrillos, su anejo…” que se inició en 1726, encontré que en el inventario de 1726, la anotación sobre la cruz seguía mencionando todas esas imágenes, y añadía, además, que estaban sobredoradas.

…QUE SE VAN DESPEJANDO

Lo que comenzó a arrojar luz sobre el enigma y me puso sobre la pista para desvelarle, fue la lectura del inventario concluido el 4 de mayo de 1835, siendo cura, Juan de Felipe; sacristán, Manuel Hernández Alegría; diputados, Francisco Sanz y Manuel López y mayordomo, Félix Mayo. En el folio 65 pude leer:

 “Una cruz grande de plata afiligranada que se intitula la rica y sirve para la manga y procesiones.

Ahora ya no existe así porque habiendo sido robada el día 7 de diciembre de 1834, por mano de Andrés Alonso, natural de este pueblo, fue cogido yendo a vender cinco libras y media de la peana de la cruz, toda machacada y hecha en 60 pedazos grandes y pequeños, lo que así permanece con esa falta tan grande; lo demás que es el árbol y los brazos están completos, no sabemos si alguna pieza se perdió cuando la robaron y se nos entregó para vía de justicia a el Sr. Cura, Sacristán y Diputados el día 12 de enero de 1835 de mano de D. Eusebio Cuesta, Secretario Real y del número de la ciudad de Segovia.”

Retrocedí entonces al inventario de 1726, pues esa es la descripción más antigua que se conserva de la Cruz en el Archivo Parroquial, antes de sufrir los daños por el robo. Dice así:

“Una cruz grande de plata, afiligranada, con sus apóstoles sobredorados, y tiene un crucifijo de una parte, sobredorado, y de la otra parte y por la parte de atrás, Nuestra Señora sobredorada, y en los brazos de la cruz tiene en todos cuatro extremos un querubín y toda ella está dibujada con las insignias de la pasión y se advierte que esta cruz es de encage (sic) y lo de abajo encastillado.”

El inventario de 1735 ofrece algún dato más:

“La cruz de la manga de plata, afiligranada, con seis apóstoles dorados y tiene un crucifijo de un lado sobredorado y por la parte de atrás Nuestra Señora sobredorada y en los brazos de la cruz tiene en todos cuatro extremos un querubín y toda ella está dibujada con las insignias de la Pasión, con sus almenas y su coronación y que son seis.”

Estos datos, aunque escasos, permiten hacernos una idea del aspecto de la desaparecida manzana: en una estructura de “castillo”, de tradición gótica, con seis capillitas rodeándola, para seis figuras sobredoradas de apóstoles, presentando todo el conjunto un aspecto que nos puede recordar el de la Cruz Parroquial de San Pedro de Gaíllos, obra del mismo autor.

La referencia a las imágenes del crucifijo y Nuestra Señora solo pueden corresponder a las que aparecen en anverso y reverso del árbol, aunque debo señalar que ambas imágenes se colocaron en 2010: la del Crucificado sustituyó a la que existía en el momento de la publicación de la obra de Esmeralda Arnáez, de tamaño desproporcionado con respecto a la original, y la imagen sedente de la Virgen que llenó el lugar de la original desaparecida. Una reciente y notable labor de limpieza y ajuste nos permite apreciar la Cruz en toda su belleza.

La de Hontoria corresponde, pues, al primer grupo de cruces procesionales del platero, según Esmeralda Arnáez, “formado por tres cruces de hechura gótica, de brazos trebolados, con paneles y ensanchamientos bilobulados en sus partes medias y manzanas con capillas y sobrecapillas; uno de los modelos más comunes dentro de la orfebrería segoviana del siglo XV y XVI”. A ese grupo de tres -Santo Tomás, de Segovia; San Pedro de Gaíllos y Prádena-  hay que añadir la de Hontoria, que también aporta una fecha -1549- importante para la datación de las otras en torno a ese año. De las catorce cruces parroquiales que, hasta ahora, se le atribuían en la provincia, solo la de Cantimpalos está fechada: 1550, la de Hontoria, pues, es la segunda que muestra la fecha y, además, es la más antigua.

ORIGEN DEL ASPECTO ACTUAL

El origen de la actual estructura, “formada por largo tubo de enmangar acanalado y manzana semioval”, sobre la que se asienta el árbol, nos le aclara el Inventario hecho a 10 de septiembre de 1877 por el párroco don Anastasio Pascual Muñoz, donde leemos:

“Una cruz de plata, afiligranada, para la manga.

Fue robada en el año 1834 y recobrada, por haber sido descubierto el ladrón en enero del 35, pero destrozada la parte inferior de ella (ver la nota puesta en este libro al folio 65) y para utilizarla se han puesto en la parte destrozada dos candeleros de plata que había en esta iglesia y los pedazos sueltos que también se recobraron, parte de ellos aun existen y se pondrá después su peso y parte se han invertido por mi antecesor en arreglar otras alhajas. Su peso como hoy existe es de once libras y dos onzas.”

Podemos suponer, pues, que la manzana semioval es el resultado de la unión de las bases enfrentadas de ambos candeleros. El que se colocó invertido conservó su estructura superior, hoy boca abajo, unida al tubo más largo del otro, mientras que la parte más cercana a su base desaparecería.

Sobre los mencionados candeleros, incluyo los datos recogidos en los sucesivos inventarios, sin duda correspondientes a ellos. A saber:

1726.- “Dos candeleros de plata medianos que son de encaje, con sus tornillos.”

1735.- “Un par de candeleros de plata grandes que sirven para ciriales.”

1835.- “Dos candeleros grandes de plata abizcochados.”

1836.- “Dos candeleros grandes de plata con figura abizcochada.”

1846.- “Dos candeleros de plata abizcochados que sirven para ciriales y parte para la cruz de la manga.”

La primera cita que relaciona los candeleros con la cruz corresponde, pues, a 1846, cuando, probablemente, se usase uno de ellos como soporte provisional del árbol.

De 1857 es la única referencia a reparaciones en la cruz entre 1835, año del robo, y 1877, año en que se recoge el uso de los candeleros como soporte para la cruz. En las cuentas de ese año se mencionan 20 reales pagados por “componer la cruz parroquial”, que posiblemente correspondan al pago de este arreglo con los ciriales, desde entonces de carácter definitivo. No se menciona al platero que lo realizó.

Si conocemos, en cambio, el nombre del platero al que se le vendió el resto de la plata:

“En el día 13 de marzo de este mismo año (1879) se vendieron en Segovia al platero Don José Sanabria los dos candeleros viejos y pedazos de la cruz que estaban puestos en este último inventario al folio 80 (allí se dice que pesaba todo dos libras incluida una cruz de plata del copón), con licencia por escrito del Señor Obispo, que todo pesó setenta y siete onzas al precio de diez y siete reales onza, que importó 1309 reales, como consta de la nota que me entregó dicho platero, a excepción de la cruz del copón, otro pedacito de la cruz.”

En las cuentas de 1879 también se menciona la venta de “la plata vieja de la cruz y dos candeleros inservibles”, con idénticos datos: 77 onzas de plata vendida a 17 reales la onza, que supusieron 1.309 reales.

UNA SUGERENTE HIPÓTESIS

Por último debo indicar que en el Archivo Parroquial se guarda el libro titulado “Becerro de Ontoria (sic) y Juarrillos”, que contiene datos entre los años 1624 y 1762. En él está el “Inventario de papeles e instrumentos que hay en el archivo de la iglesia parroquial del Señor San Vicente, mártir, de este lugar de Ontoria (sic) y Juarrillos, su anejo”, elaborado en 1757 por el entonces cura párroco, don Fausto Egido de Frías, que recoge documentos diferentes a los libros parroquiales pero de importancia para la parroquia que merecía su inclusión. Uno de ellos es el “Coste que tuvo la cruz de plata en 28 de mayo de 1540. Se hizo sin presencia de escribano ni notario”, documento hoy desaparecido que no podemos confundir con el que recoge el peso de la cruz actual, de fecha diferente, tanto en día, como en mes y año, aunque coincida con éste en la circunstancia de haberse hecho asimismo sin presencia de escribano ni notario, ya que el de 1549 solo le firmó Luis del Espinar, como Contraste oficial de Segovia.

 

Me atrevo, pues, a lanzar una sugerente teoría: que el documento desaparecido correspondiese al pago de una Cruz Parroquial anterior, de inferior calidad artística y menor valor económico, que sería sustituida por la actual en 1549. Por desgracia la carencia total de datos económicos correspondientes al periodo entre 1530 y 1606 solo deja margen para la hipótesis.

Alberto Herreras Díez.
Investigador e historiador

Marzo, 2016.