“Al
terminar el curso 1977-78, como prácticamente no
tenía más trabajo pastoral que el de la parroquia de
Revenga, el vicario de Pastoral requirió en varias
ocasiones mis servicios para celebrar los cultos
litúrgicos dominicales en algunos pueblecitos
pequeños (…). Al acudir a estas pequeñas comunidades
se me fue haciendo cada vez más fuerte la idea de
que el interés que poníamos en atenderlos no se
correspondía con el desinterés en atender algunas
barriadas, como la del Puente de Hierro, que por su
lejanía del templo parroquial, necesariamente
deberían encontrar dificultades para la práctica
religiosa. Así se lo comuniqué al Sr. Obispo, quien
se interesó vivamente y un día, en el otoño del
1979, se presentó en mi casa acompañado del Vicario
de Pastoral”.
Descubierta la
necesidad, lo primero era encontrar el lugar. Después de
contemplar varias posibilidades, el Administrador compró
todo el local del entonces nº 20 de la Ctra. de
Villacastín.
Septiembre de 1980 es
otra fecha clave. Fue entonces cuando el Sr. Obispo, D.
Antonio Palenzuela, encargó a D. Santiago Peña la
promoción de la nueva parroquia. El primer paso de D.
Santiago fue requerir los servicios del arquitecto D.
Mariano Velasco, quien redactó el proyecto.
La cosa ya estaba en
marcha, pero aún faltaba bastante. Por eso no dudó en
descubrir la utilidad de una escuela prefabricada en la
Fuentecilla, fuera de uso y propiedad del Ministerio.
Era el verano de 1981. Las gestiones oportunas ante el
Obispado y la Delegación de Educación y Ciencia dieron
su fruto. Así, en octubre de 1981, comenzó a funcionar
la capilla de la Fuentecilla. Era una caseta con dos
aulas y servicios en el centro. Con la colaboración de
los vecinos se desmontó la estructura interna y se
habilitó un espacio más amplio. De los Carmelitas se
obtuvieron unos bancos, del hospital 18 de Julio D.
Pedro proporcionó el Sagrario y otros objetos
litúrgicos, del Obispado una mesa de altar…
El barrio colaboró
mucho, pues recibió esta capilla con mucho
agradecimiento. Ya entonces colaboraron las Carmelitas
Misioneras animando la pastoral. Se comenzó con un grupo
de catequistas y con la misa los sábados y domingos.
Otro sacerdote que se incorporó en los comienzos fue
Hipólito Prieto.
El largo
proceso del centro parroquial de Ctra. Villacastín
Mientras tanto, los
locales adquiridos en la Ctra. de Villacastín en 1980
padecían la lentitud de la burocracia. Proyecto,
negociaciones sobre el importe, visado, licencia de
obras del Ayuntamiento… Incluso hubo que realizar
pruebas periciales de laboratorio para garantizar que la
estructura del edificio no corría ningún riesgo. Todo
esto y algún retraso del constructor hizo que hasta mayo
de 1984 no comenzasen las obras.
Se escribió una carta
a todos los vecinos, incluso se visitaron las casas para
pedir colaboración. En esto colaboraron catequistas que
habían surgido de la misión celebrada en la ciudad los
meses anteriores.
Las obras
transcurrieron con la “normalidad” de todas las obras:
pequeños susto, algún contratiempo, lentitud en la
ejecución, viajes para buscar mejores precios y
materiales, coordinación de los distintos oficios…
Finalmente, y con
algunos meses de retraso, se pudo inaugurar la Iglesia,
con el rito de dedicación del altar y el templo. Fue el
15 de diciembre de 1984, en una eucaristía presidida por
el Sr. Obispo, D. Antonio Palenzuela Velásquez, y
concelebrada por varios sacerdotes.
El comienzo de la
actividad no supuso el fin de las obras, pues se habían
dejado 520 m2 sin acondicionar. En septiembre de 1992 se
acometió esta segunda fase, habilitando la vivienda que
actualmente es casa parroquial y 410m2 de locales: salón
multiusos, cocina, sala de jóvenes, biblioteca, ropero y
servicios. En total, sin contar los gastos de
adquisición del local, se invirtieron en la adaptación
del complejo parroquial 18.513.106 pts. En esta cantidad
no están incluidas las donaciones del mobiliario del
salón por parte de la fundación Nicomedes García, ni el
equipamiento de la cocina, patrocinado por Muebles
Hernando. También contamos con el Sr. Obispo, D. Antonio
Palenzuela, para la bendición de la ampliación: el 23 de
octubre de 1994.
Pero en estos
veinticinco años no todo han sido construcciones.
También ha habido que contemplar con tristeza la
demolición por parte del Ayuntamiento de la Capilla de
la Fuentecilla. De poco sirvieron los esfuerzos y
escritos de D. José María defendiéndola. Al final el
criterio del Ayuntamiento, propietario de la Caseta
prefabricada y del terreno se impuso al sentir de muchos
vecinos. Así el barrio tuvo en el 2008 un espacio al
aire libre más, pero un lugar de reunión a cubierto
menos. Y de estos últimos no sobran precisamente en la
zona.
Los primeros
responsables
El papel de D.
Santiago Peña fue clave en los comienzos, como se ha
reseñado. Sin embargo, no fue el primer párroco, al
tener ya otras ocupaciones. Esa función se encargó a D.
Pedro Migueláñez, quien acabados unos estudios en Madrid
se puso a disposición del Obispo el verano de 1984.
Comenzó viviendo en la casa de la Fuentecilla a primeros
de octubre, donde todavía vivía D. Hipólito Prieto,
quien se encargaría después de la creación de la
parroquia de Nueva Segovia. A D. Pedro Migueláñez
Herrero le sucedió D. Jaime Izquierdo Martín a comienzos
de 1991. Después del curso 2002-2003, en que
provisionalmente se encargaron de la parroquia D. Félix
García Matarranz y D. Juan Pedro Cubero Postigo, en
septiembre de 2003 D. José María Martín Álvaro llegó
como párroco. Esa responsabilidad se renovó de manera
compartida para Santa Teresa y el Cristo en septiembre
de 2008 junto con D. Raúl Anaya Luengo. D. José María,
siendo de los últimos en llegar, ha sido de los primeros
en partir a la casa del Padre. Su recuerdo aún sigue
alimentando con cariño la fe de nuestra feligresía.
Colaboradores
La acción pastoral
comenzó con un grupo de personas que salieron de la
misión realizada en la ciudad en el curso 1984, así como
con catequistas de la parroquia matriz del Cristo del
Mercado. En esa misión y posterior desarrollo colaboró
de manera decisiva la comunidad de Carmelitas
Misioneras, que desde su fundación en Segovia en 1977 se
entendió como una comunidad religiosa parroquial. Y así
sigue a día de hoy. También algunas Hijas de la Caridad
del Psiquiátrico animaron la pastoral en aquellos
primeros momentos.
Aparte de sacerdotes
y religiosas, el número de seglares que colaboró en
aquellos primeros momentos y a lo largo de estos
veinticinco años de historia es, gracias a Dios, casi
innumerable. Y es que muchas han sido y son las personas
que con su dedicación han contribuido y contribuyen a
que la parroquia sea mucho más que el edificio. Nombrar
a todos y cada uno sería imposible. Dejamos para Dios la
confección exhaustiva de esa lista, con sus méritos y
recompensas. Una lista de 25 años de parroquia, pero que
aún no está cerrada y a la que aún puedes incorporarte.
¿Te animas a seguir construyendo la parroquia...?
Marzo de 2010