VENTANA DE CINE

 

 

PROFESOR LAZHAR

2012,   drama, Canadá, 94 minutos

Director:  PHILIPPE FALARDEAU  
Intérpretes:  MOHAMED FELLAG (Bachir Lazhar), SOPHIE NÉLISSE (Alice), ÉMILIEN NÉRON Simon), DANIELLE PROULX (Srta. Vaillancourt), BRIGITTE POUPART (Claire), VINCENT MILLARD (Victor)
Guion: Phillippe Falardeau basado en la novela de Evelyne de la Cheneliére.Fotografía: Ronald Plante. Música: Martin Leon

CALIFICACIÓN: 8, emotiva

TEMAS:infancia, escuela, profesor, muerte, exilio, educación

ARGUMENTO

Una mañana de invierno, cuando los niños están a punto de entrar en el colegio, Simon, un niño de once años que se ha adelantado, encuentra a su maestra ahorcada en la clase. Su amiga Alice también la ve. Para sustituir a la profesora llega Bachir Lazhar, un maestro argelino que está tramitando sus documentos de exiliado. 

 COMENTARIO     

Cuenta una historia de sufrimiento, de superación del dolor, de frustraciones generadas por un sistema que quiere reprimir la expresión de los sentimientos, de niños que maduran, de dolor callado, de lo necesario y poco habitual que es el sentido común, de una forma de entender la educación, de desesperanza...      

Y todo ello a través de ese magnífico maestro, anticuado pero sensible que espera ser acogido como refugiado político tras el asesinato de su mujer y sus hijos, pero a quien la corte canadiense exige nuevas pruebas de ser un perseguido.
Ese maestro, que procede del dolor, llega a un lugar de dolor. Él huye de un país marcado por la violencia (es la época del GIA) y llega a un colegio en el que ha aflorado una violencia soterrada. La profesora a la que ha de sustituir se ha suicidado en el aula, como queriendo culpabilizar a sus alumnos, que no tardarán en alimentar un cierto sentimiento de culpa. Un sistema educativo que impide las muestras de afecto y la expresión de sentimientos, que defiende la asepsia en todo lo relativo a la vida y la muerte, que desconoce el valor de la trascendencia, es incapaz de afrontar un problema así. Porque la tragedia que comienza con la muerte de la profesora, es prolongada por ese sistema empeñado en evitar que los niños se expresen. Algo en lo están de acuerdo tanto padres como profesores temerosos de no tener respuestas, por un lado, y, por otro, por ese afán sobreprotector que lleva a ocultar cualquier referencia al sufrimiento.
Pero Lazhar que viene de una cultura donde la muerte y el sufrimiento se viven con dramática naturalidad. Sus métodos y sus formas de comportamiento pueden parecer una vuelta a otros tiempos: pone los pupitres en fila en lugar de en círculo, hace dictados en lugar de trabajos en grupo, pide que le llamen de usted y cultiva una relación afectiva con los niños a los que trata con gran delicadeza, aunque les dé algún cachete. Pero está capacitado para comprender lo que los niños están viviendo, especialmente Simon y la inteligente Alice, que le recompensa, en una emotiva escena final, con un abrazo.
La película habla de esto de una forma serena, emotiva y delicada. Los niños son naturales y la dirección no trata de remarcar nada, sino de dejar que el espectador contemple.

 

            Jesús Fco. Riaza