VENTANA DE CINE

LA CASA DE LA ESPERANZA

2016, DRAMA REAL, USA, 124 minutos

DIRECTOR       NIKI CARO
INTERPRETES    JESSICA CHASTAIN (Antonia Zabrinski), JOHAN HENDELBERG (Jan Zabrinski), DANIEL BRÜL (Luz Heck), MICHAEL McHELHATON (Jerzyck), SHIRA HAAS (Urzula)
GuiÓn: Angela Workman según el relato de Diane Ackerman. Música: Harry Gregson-Williams. Fotografía: Andrej Parejk

CALIFICACIÓN: 6, sin genio

ARGUMENTO

El matrimonio Zabrinski regenta el zoo de Varsovia en el momento en el que los nazis invaden Polonia, Gracias a la relación que mantienen con el director del zoo de Berlín, consiguen que, a pesar de que les han quitado los animales más valiosos, mantenerlo abierto y convertir las instalaciones en una granja de cerdos que se alimentan con los desperdicios del ghetto. Así consiguen organizar una red de fuga de judíos que o bien se quedan en su casa ocultos o bien son trasladados a otros lugares.    

COMENTARIO

No sé si es una leyenda urbana o está basada en hechos constatados, esa que dice que los lobbis judíos de Estados Unidos se han comprometido a financiar una película anual sobre el tema del Holocautos para que éste no caiga en el olvido.

Es posible porque el filón parece inagotable, las historias reales de héroes anónimos innumerables y, por mucho que la mayor parte repitan los mismos esquemas, no deja de sorprender que sigan teniendo espectadores. A mí el único motivo que me llevó a verla es que la interpretaba Jessica Chastain. Tras la visión, se confirma que es lo único interesante porque la narración es bastante anodina y poco aporta a lo ya visto.  

La originalidad de la historia está en que la pareja que cobija y protege a los judíos de la barbarie nazi, regenta un zoo y aprovecharán sus instalaciones y la coartada de convertirlo en una granja de cerdos que sirva de alimento a los ocupantes, una perfecta tapadera. Es irónico porque, además, la única carne que pueda suministrar a los habitantes del getto el compasivo Jan es la de los cerdos.
  
De no ser porque está basado en una historia real, nos parecería un guion poco realista, valga la redundancia y la paradoja. Pero el problema de la película no es tanto de guion cuanto de ineficacia narrativa. A la hora de metraje ya miraba el reloj porque aquello se me hacía interminable.

Y una curiosidad final. Da la impresión de que los Zabrinski no son judíos porque si no hubiesen sido detenidos con todos ellos o razonado porque se libran de la persecución. Además ella se llama Antonina. Entonces, ¿cómo es posible que no haya ni en la casa, ni en el cuello, ni en sus diálogos o costumbres, ni una sola referencia a su condición de católicos? En Polonia la religión es parte fundamental de su identidad y sin embargo, aunque aparece una celebración judía, nada se dice de la fe de esa familia. Es un detalle importante que no deberían haber eludido.  

 

 

            Jesús Fco Riaza